| Foto: WISE

MUNDO

La mujer que desafió a los talibanes

Sakena Yacoobi se negó a acatar las órdenes del régimen talibán por las que se prohibía brindar educación a las niñas. La desobediencia de esta educadora ha beneficiado a más de 12 millones de personas.

6 de noviembre de 2015

Sakena Yacoobi, fundadora y directora del Instituto Afgano de Aprendizaje (Afghan Institute of Learning), ha dedicado las últimas décadas a trabajar a favor de la reconstrucción de la educación en Afganistán, de donde es originaria. Un estado devastado por la guerra, la violencia y la desigualdad.

Ahora, la Cumbre Mundial de Educación (WISE, por sus siglas en inglés), que se celebra estos días en Doha, capital de Qatar, acaba de reconocer su labor otorgándole un premio. “La galardonada de este año se ha distinguido por su determinación a llevar la educación a sus conciudadanos en las condiciones más adversas de guerra y ocupación”, se indicó durante la premiación.

Esta mujer de 65 años comenzó su camino a principios de los años 90, cuando entró a trabajar en campos de refugiados en Paquistán como educadora. Su lucha a favor de los derechos de las niñas, a las que el régimen talibán prohibió estudiar hace 20 años, la llevó a construir en su país una red clandestina de 80 escuelas, escondidas en casas particulares y en túneles subterráneos, que brindó educación a más de 3.000 de ellas.

Bajo su liderazgo, las menores recibieron no sólo formación, como parte de su desarrollo integral. También se les proporcionó servicios sanitarios tanto a ellas como a sus familias.

En 1995 creó el  Instituto Afgano de Aprendizaje, con el objetivo de capacitar al personal docente en metodologías de aprendizaje innovadoras y de liderazgo. Una vez estos aprenden los denominados “básicos de la enseñanza”, les brinda talleres especializados para reformar sus habilidades didácticas.  
Empezó con 20.000 dólares que sacó de sus ahorros, como explicó en una entrevista concedida al periódico español El Mundo. Ahora gestiona un presupuesto que alcanza los tres millones al año.

Su iniciativa ha permitido empoderar a maestros y mujeres, y a las comunidades en las que estos tienen influencia, en su mayoría localizadas en zonas rurales y marginales de Afganistán. Hasta el momento, 12 millones de personas se han beneficiado de su proyecto.

Recientemente, Yacoobi abrió una nueva escuela privada (y ya suman seis). Un paso más en la reconstrucción de la excelencia educativa en su país. También fundó una estación de radio desde la que retransmite contenido pedagógico a los oyentes, un modelo que la permite llegar a las zonas más apartadas de los centros urbanos afganos.

Entre sus planes de futuro está el de crear la primera universidad para mujeres en Afganistán, con la que quiere brindarles mayores oportunidades laborales, y poner en marcha una cadena de televisión educativa.

Para esta educadora convencida de la importancia de su labor, “la educación da dignidad a la gente. Tiene el poder de transformar. Nos saca de la pobreza y nos hace ser mejores personas y ciudadanos”, aseguró.

El galardón recibido tiene, además del reconocimiento, un valor de 500.000 dólares. Una jugosa cifra que permitirá a Yacoobi, conocida como “la madre de la educación afgana”, seguir con sus planes. “Mi gente vive en el terror y la pobreza. Están sufriendo y se sienten desesperados. Con este premio, podemos seguir educando más afganos, dándoles esperanza y animándoles a seguir adelante sin importar a lo que se enfrentan”, explicó durante el evento de premiación.